Confía en Dios

Hay tormentas que son permitidas por Dios para que podamos verlo en donde nunca lo habíamos visto y entender que si creemos en Su Palabra con una fe absoluta y persistente (Emunah, fe obediente en hebreo) esta fe nos hará oír y entender claramente su voz, seguir su instrucción y podremos caminar sobre las aguas que se nos presenten, sin hundirnos aun a pesar de que los vientos sean contrarios. Mantén tus ojos en Yeshua-Jesús quien es el autor y consumador de nuestra fe. No temas, confía.

¿Por qué la mujer tocó el borde del manto del Señor Jesús?

¿Que había de especial en el borde del manto del Señor Jesús?

¿Por qué otros, también desearon tocarlo? (Mateo 14:36)

Estudiaremos este relato bíblico a la luz hebrea.

La mujer de esta historia de la Biblia creyó en su corazón y dijo: “Tan sólo con tocar el borde de su manto, quedaré sanada”. (Lucas 8:43-48)

Su fe hizo que en medio de su debilidad física, sintiera fuerzas para lograr tocar el borde del manto del Señor y recibir su sanidad.

La Palabra griega: Kraspedon se tradujo como: borde, fleco, franja, borla. Y se usó para traducir la Palabra hebrea:
Tzit-tzit que en hebreo: significa: borla, fleco, ala de ave.
Y Kraspedon del griego tambien se usó para traducir la palabra hebrea: Kanaf que significa: orilla, borde, ala de ave.

Estas palabras forman algunas de las partes de lo que conocemos como el manto de oración de un varón judío, cuyo manto se llama: Talit.

Al leer y comprender el relato de la mujer que fue sanada del flujo de sangre, la profecía que está en el libro del Profeta Malaquías 4:2 literalmente se cumplió.

Nuestro Señor Jesús-Yeshua es el Mesías prometido, Él es el Sol de justicia, Él hijo del Dios viviente, nuestro Salvador, Redentor, Sanador.

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El significado detrás del nombre Yeshua; nombre hebreo de Jesús.

Por aproximadamente dos mil años la humanidad ha conocido al Mesías con el nombre de Jesús.

Sin embargo, EL tiene un poderoso nombre hebreo que contiene una gran bendición conocida por pocos.

Su nombre es: YESHUA

Los nombres bíblicos, típicamente revelan el carácter, atributo o propósito de la persona. Es exactamente lo que ocurre con el nombre de nuestro Mesías.

Para explicar mejor el poder detrás de su nombre, quiero que entiendan algo de la gramática hebrea:

El idioma hebreo, siendo una lengua semítica, tiene un patrón de formación de palabras generalmente compuesto por tres consonantes con las cuales se forman sustantivos, adjetivos, nombres y verbos. Esta raíz triliteral contiene la esencia del significado de la palabra que deriva de ella.

Con esto en mente, les explico el significado del nombre hebreo de nuestro Mesías.

Yeshua, viene de la raíz Yasha, (Stong #3467) palabra que significa: liberación, rescate, salvar, salvación.

El nombre Yeshua, es también la forma corta del nombre Yehoshua, cuya pronunciación es (Yeh/ho/shu/ah). Este nombre significa: “Dios es Salvación” o «Dios Salva«.

Alrededor del año 280 a. C., se hizo la traducción de la Torah del hebreo al griego. Los setenta eruditos hebreos que hicieron dicha traducción, que se conoce como la Septuaginta, tradujeron el nombre Yeshua a Iesous. ¿Por qué lo tradujeron así? Porque el nombre, Yeshua es difícil de decir para los griegos. Se deshicieron de la (sh) y pusieron una (s) en su lugar, ya que el sonido sh no existe en el idioma griego, y agregaron el sufijo gramatical masculino (ous); ya que es el nombre de un hombre. De allí el origen de los nombres Iesous, Iesou o Iesoun; según el caso gramatical. Además los eruditos, en su traducción, quitaron la pronunciación de la letra yod (יְ), letra más pequeña del alefato hebreo, cuyo sonido es como la (Y) y la sustituyeron por la (I).

Continuando con la bendición que hay en el nombre Yeshua (Ye/shu/ah), podemos ver que el nombre se encuentra dentro de la palabra hebrea «Yeshuah» ; que significa salvación (Ye/shu/ah). El énfasis o acento, en la pronunciación, es lo que diferencia el nombre de la palabra (ver negrilla).

La palabra “Yeshuah” se menciona por primera vez, en la Escritura, en el libro de (Génesis 49:18) donde dice: “Tu salvación (Yeshuah) esperaré, oh Señor”. Esta palabra aparece más de 200 veces en el Antiguo Pacto.

También se hace mención a esta palabra en el libro de (Hechos 4:10-12 BTX) “Sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesús de Nazaret (Yeshua), el Mesías, a quien vosotros crucificasteis, a quien Dios resucitó de los muertos, por Él este hombre está sano delante de vosotros. Este es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza de ángulo. Y en ningún otro hay salvación (Yeshuah); porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.

Se considera que el Nuevo Pacto (Brit Hadashah) fue escrito en griego. La palabra, en griego, para salvación es Sótéria (Strong #4991) y su traducción al hebreo es Yeshuah.

El verso bíblico que da origen a este poderoso nombre está en el evangelio de (Mateo 1: 21) “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús (Yeshua), porque Él Salvará a su pueblo de sus pecados.»

No es de sorprendernos, que nuestro amado Mesías es llamado – Yeshua, porque es a través de Él, que podemos encontrar – Yeshuah; salvación. Solo a través de Él podemos ser salvos.

Como complemento al significado del nombre Yeshua, quiero mencionarles que hay una parte del hebreo antiguo, conocida como escritura pictográfica. Esta escritura, clasificada como protosinaítica, se considera el primer alfabeto consonántico documentado, extendiéndose su uso desde el siglo XVIII hasta el siglo XVI a. C. Se considera que la escritura protosinaítica deriva, total o parcialmente, del alfabeto fenicio; cuyas figuras dieron inicio a las letras hebreas.

Con el siguiente cuadro explicativo sobre la pictografía, podemos complementar aún más el significado del nombre Yeshua:

LETRA HEBREASIMBOLO PICTOGRAFICOSIGNIFICADOVERSO BIBLICO
Yod  יְMano – BrazoMano CreadoraJuan 1:1-3
Shin  שׁDos dientes de frenteDestruye o ConsumeApocalipsis 11:18
Vav  וּEstaca, clavo, ganchoSalva o AseguraHechos 4:12
Ayin  עָOjoRevela, Mira, ObservaDaniel 2:28
Yeshua, crea, destruye, salva y revela. (Leer versículos bíblicos citados en el cuadro anterior)

Para finalizar, hay una pregunta que algunas personas me han hecho y quiero dejar claro mi punto de vista.

¿Decir Yeshua en lugar de Jesús es judaizar?

Haré algunas preguntas retóricas antes de responder:

  1. ¿Cómo se supone debe llamarlo todo aquel que habla o estudia el hebreo?
  2. ¿Cómo debemos dirigirnos a él en hebreo?
  3. ¿Por qué es mejor adoptar la versión griega en lugar de su nombre original hebreo?

Puedo estar de acuerdo que decir Yeshua, en lugar de Jesús, cuando se habla español, inglés u otra lengua pudiera ser un poco complicado para los que no están familiarizados con el idioma hebreo. No obstante, si alguien quiere decir Yeshua y otro prefiere decir Jesús ¿Qué diferencia hace si se refieren a la misma persona; nuestro Salvador y Mesías?

Shalom.

Dios tiene más que misericordia; tiene Rachamim.

Cuando el Profeta Daniel ora por la misericordia de Dios sobre el pueblo de Israel, y dice: “De YHVH nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar, aunque nosotros nos hemos rebelado contra Él”. (Daniel 9:9) En la traducción original no dice: misericordia.

En la mayoría de las traducciones bíblicas, han traducido la palabra rachamim como misericordia. Pero en realidad esta interesante palabra, no es un sustantivo singular, sino plural. Su traducción literal en el idioma original es: misericordias.

Significa que la misericordia de Dios es tan grande, tan fuerte y tan profunda que no puede contenerse en una sola palabra. Rachamim significa que sus misericordias no tienen fin.

No obstante, la palabra pecado cuya traducción en hebreo es: chatta es un sustantivo singular.

¿Qué nos dice esto? Que a pesar de cual sea nuestro pecado, a pesar de lo grande que este pueda ser las misericordias de Dios, siempre serán mayores; y a pesar de lo mucho que se haya pecado o independientemente de cuantos pecados se tengan, las misericordias de Dios son más grandes que nuestros pecados.

Nuestro Eterno Padre es tan maravillosamente bueno que nos dejó una promesa en Su Palabra, tal vez al comprender que podíamos fallarle día a día y esta nos dice:  ¡El fiel amor del Señor nunca se acaba! Sus misericordias jamás terminan.  Grande es su fidelidad; sus misericordias son nuevas cada mañana. (Lm 3:22-23) El siempre tendrá más misericordias, para cubrir todo pecado; porque su amor cubre multitud de faltas. (1 Pedro 4:8b)

No permitamos que el enemigo nos engañe, haciéndonos pensar que Dios no nos ama, o que estamos tan embarrados de pecado que no podemos acercarnos a Él.  Nuestro Padre Celestial desea que nos arrepintamos genuinamente de nuestros pecados, que nos volvamos a Él, y le abramos nuestro corazón para recibir sus rachamim.

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¿Pablo de Tarso, realmente te caíste de un caballo?

Saulo de Tarso, también llamado el apóstol Pablo, tras haberse destacado en su juventud como acérrimo perseguidor de los creyentes en el Mesías Jesús, a quienes consideraba como una secta herética del judaísmo; perseguía y consentía la muerte de estos, asolando la creciente iglesia mesiánica de su tiempo. Shaul (como su nombre hebreo se traduce) era inflexible y hostigante ante aquellos que eran llamados cristianos y “respirando aun amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de traer encadenados a Jerusalén a los seguidores del Camino del Señor que encontrara, hombres o mujeres”. (Hechos 9:1-2)

Los jefes de los sacerdotes de Israel le confiaron la misión de buscar y hacer detener a los partidarios de Jesús en Damasco. Pero de camino a esta ciudad, Saulo fue objeto de un hecho inesperado, de una manifestación prodigiosa del poder de Dios y deslumbrado por una misteriosa luz, cae a tierra; según el relato de los Hechos de los Apóstoles.

 ¿Pero desde donde cae Pablo en tierra?

Hemos escuchado un sinfín de veces que Pablo “cayó de un caballo” camino a Damasco. Pero en realidad en ninguno de los tres relatos de la conversión de Pablo, descritos en el libro de los Hechos de los Apóstoles, (capítulos 9:1-9; 22:6-11 y 26:12-18), se encuentra ningún rastro de tal equino, ni se cita alguna expresión que nos pueda hacer pensar que Saulo iba a caballo. Al contrario por algunos detalles de la época, pudiéramos inclinarnos a pensar que en realidad iba a pie.

Muchos pudieran decir que, viajando de Jerusalén a Damasco (250 km, 7 jornadas), lo lógico es que no fuese a pie. Pero tampoco hay ningún comentario en referencia a este hecho en alguna de las 14 cartas apostólicas atribuidas a este apóstol.

En relación a la palabra “caída” es importante señalar cómo, muchas veces, deformamos lo que dice la Escritura; pues tradicionalmente se hace referencia a este hecho de la vida de Pablo, como “Pablo y la caída del caballo”. De esta manera se ha representado habitualmente hasta en el arte.

Para corroborar lo que dice la Palabra, leamos el primer relato de la conversión de Pablo cuya narración está en tercera persona, en  Hechos 9:3-5a.

“Más yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo;  y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues;…”

Continuando con el segundo relato, en Hechos 22:6-8, del momento que Pablo tiene un encuentro con el Señor camino a Damasco. Veamos que dice el propio Pablo ya hablando en primera persona ante el pueblo en la ciudad de Jerusalén que está tratando de matarlo:

“Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo; y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues.”

En este segundo relato, Lucas el escritor de Hechos, nos añade: “Como a mediodía”. En el primer relato hay menos detalles.

En Hechos 26:12-15 continuamos con nuestra verificación a la narración de la conversión de Pablo, y llegamos al tercer relato descriptivo de Pablo, en primera persona, ante el rey Agripa en Cesarea; tras haber apelado ante el Cesar:

 “Ocupado en esto, iba yo a Damasco con poderes y en comisión de los principales sacerdotes, cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo. Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues”. 

Este tercer relato ofrece detalles más concretos de la conversión de Pablo.

En los tres textos, podemos ver que Pablo iba de viaje dirigido hacia la ciudad de Damasco. Las palabras: yendo yo o iba yo, en griego es: πορεύομαι Poreuomai (Strong# 4198)  se refiere al camino hecho a pie.

Un detalle adicional que podemos ver en este tercer relato es que solo en el, afirma Pablo que El Señor Jesús le habló en hebreo.

Conclusión:

Después de todo lo antes expuesto, sometido a la luz de la Palabra de Dios y con un exhaustivo estudio de estos versos en el griego. Podemos concluir, que de lo único que nos hemos caído con este artículo, es del error que hemos asumido por tantos años, escuchando y hasta “leyendo” que nuestro estimado apóstol Pablo, enviado a los gentiles (no judíos), se había caído de un caballo que no aparece en las Escrituras.

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¿Te has preguntado, cual es el origen bíblico del bautismo y que trasfondo hay detrás de esta ceremonia?

Muchos hemos creído que el bautismo es un ritual que fue iniciado por Juan el Bautista, o como se traduce su nombre en hebreo Johanan HaMatbil (Juan el Inmersor). Pero lo cierto es que el bautismo tiene su origen en una costumbre judía;  que ha sido practicada por el pueblo de Israel como un proceso de purificación espiritual. Este ritual es llamado: “inmersión en agua”. La inmersión en hebreo se conoce como: mikveh tevilah, que significa “reunión de las aguas”; en depósitos de aguas donde fluían ríos o manantiales, consideradas aguas vivas (Mayim Jayim).

El mikveh tevilah para el pueblo de Israel era sumamente importante, tan es así que el primero que cumplía con esa costumbre era el Sumo Sacerdote, luego los sacerdotes ayudantes que oficiaban servicios en el templo, continuando cada persona que tenía deseos de ir a orar al santuario. Incluso cada escriba que se disponía a escribir un rollo de la Torah, o usar en alguna escritura el nombre de Dios; cumplía con el ritual.

Se dice que varios grupos de judíos de las diferentes sectas, que existían en los tiempos del segundo templo de Jerusalén, observaban la inmersión diaria en preparación para la venida del Mesías. Otros grupos, como por ejemplo los Esenios, quienes  fueron los escritores de los rollos encontrados en las cuevas de Qumrán frente al Mar Muerto; también lo practicaban con frecuencia.

Por otro lado, para las personas que no eran judías de nacimiento, pero que deseaban convertirse al judaísmo (prosélitos), la inmersión era un requisito obligatorio. Los rabinos consideraban la “reunión de las aguas” o mikveh tevilah, como el “útero del mundo” y cuando el converso salía de las aguas, se consideraba que este había pasado por un nuevo nacimiento; es decir era como si este hubiese vuelto a nacer. Como la inmersión significaba nuevo nacimiento para los prosélitos, estos eran sumergidos en el “Nombre de Dios”, donde ellos asumían el nuevo yugo del reino de Dios, impuesto por el inmersor (matbil); quien era la persona que los sumergía.

Por esto vemos en la biblia, la perplejidad del fariseo Nicodemo, en el libro de Juan 3:3-5 cuando Jesús le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”. Este líder fariseo, no entendió, porque en la mentalidad judía del primer siglo, se pensaba que el haber nacido de un vientre judío era suficiente para ver y entrar en el reino de Dios. Pero Jesús le afirma que  es necesario nacer del agua y del Espíritu

¿Cómo se relaciona el bautismo con un “nuevo nacimiento”?

Dios es tan increíblemente maravilloso que Él nos muestra, en toda la Biblia, ejemplos simbólicos para que podamos entender su manera de actuar y este caso no es la excepción. Veamos la relación:

Cuando una mujer está embarazada, tiene en su matriz lo más preciado para ella, una nueva vida, un pequeño ser que se está formando, y que la única protección que tiene es el vientre de su madre. La palabra hebrea para vientre es: rechem (St#7358) cuya raíz viene de la vocablo: racham (St#7357)

Esta palabra racham tiene dos significados, el primero envuelve: amor, ternura, profunda compasión, misericordia y absoluta piedad. El segundo es: vientre.

Con esto en mente, podemos ver cuál es su relación. El vientre es un lugar de ternura, nutrición, protección; de no ser por ese cuidado y amor nadie podría nacer.  Eso quiere decir que el amor y la misericordia de Dios, son como un “vientre”. Es el racham de Dios, Su tierna compasión y amor lo que nos hace nacer de nuevo, al aceptar el sacrificio de Su hijo Jesús en nuestro corazón por fe.

Tal como preguntó el líder fariseo Nicodemo en Juan: 3-8 ¿Puede un hombre entrar en el vientre de su madre para nacer de nuevo cuando es viejo?  La respuesta es no. Pero hay un “vientre” en el que podemos entrar, el rechem, el vientre de la tierna misericordia de Dios. Es Su amor lo que nos nutre, lo que nos sostiene, lo que nos guarda y nos protege del mal. El racham (amor) de Dios, es el rechem (matriz) de nuestro nuevo nacimiento. El vientre de nuestro nuevo nacimiento es el amor de Dios a través de Su hijo. (Juan 3:16).

Por lo tanto es por obediencia a Dios y siguiendo el ejemplo que nos dejó nuestro Señor Jesús quien cumplió toda justicia, tal como lo dice (Mateo 3:15-16); que debemos bautizarnos por inmersión total en las aguas para simbólicamente purificarnos y morir en El, al sumergirnos, y resucitar en El cuándo emergemos. Cumpliendo cabalmente lo que dice la Palabra. (Romanos 6:4)

Te pregunto: ¿Crees que si te bautizaron por aspersión has cumplido con lo que dice El Señor en Su Palabra: “Que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”?

(Hechos 2:38) Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

(Juan 3:23) Juan bautizaba también en Enón, junto a Salim, porque había allí muchas aguasy venían, y eran bautizados.

(Mateo 3:13-17) Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Más Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.

Te exhorto, si aún no lo has hecho, a que te bautices por inmersión, y cumplas lo que dice la Palabra de Dios. Para cumplir toda justicia como lo hizo nuestro Mesías Jesús, a quien dices seguir.

Yo ya lo hice y tú, te animas?

Certificado de Bautismo

Shalom שלום – Cuatro letras hebreas con muchos significados.

La palabra Shalom tiene más de cuarenta (40) significados o bendiciones.

Etimológicamente shalom proviene de la raíz “shalam”  que significa “estar completo, restituir, pagar”. Todas las palabras hebreas comienzan con la raíz de tres consonantes, y Dios ha usado este formato en el hebreo conceptual para escribir toda la biblia.

En este artículo, haré énfasis en algunos de los significados de este vocablo, iniciando con el más antiguo que corresponde al representado en la escritura ideográfica o pictográfica, comúnmente aceptada como una de las formas más antiguas de expresión escrita, según el registro de restos arqueológicos.

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El hebreo se lee de derecha a izquierda. Si observamos en la foto, la primera letra de derecha a izquierda, vemos la letra shin cuyo significado en la pictografía es «dientes», con la percepción de rasgar algo con ellos. Piense en los dientes de un león devorando a su presa. La segunda letra es lamed, literalmente un “cayado de un pastor o vara de autoridad”. Su significado incluye control, autoridad, así como nuestro instrumento de autoridad en la tierra, debe ser La Palabra de Dios confesada con nuestra boca con absoluta fe. La tercera letra, vav, significa “estaca, gancho, clavo” para establecer, instaurar. La última letra, mem, es literalmente “agua”, pero incluye el concepto de agua con oleaje embravecido o caos.

El hebreo no solo es rico en significados conceptuales, sino que las letras y sus combinaciones dentro de una palabra también transmiten significado. En la palabra shalom, luego de descifrar cada letra de su simbología pictográfica, podemos leer su significado más antiguo y que aún prevalece: destruir la autoridad que establece el caos. Satanás es el destructor y ha sido él quien trajo el caos al mundo.

Nuestra sensación de bienestar o shalom no puede estar llena hasta que destruyamos las caóticas obras de Satanás en nuestras vidas. Si bien implica ubicarnos con Jesús en los lugares celestiales, también conlleva usar nuestra autoridad delegada Lucas 10:19 para imponer la autoridad de Jesús sobre Satanás en nuestras vidas por medio de Su sangre y la palabra de nuestro testimonio (Apocalipsis 12:11).

En otras interpretaciones, ya en la escritura del hebreo moderno; la palabra shalom significa saludar y saludar con favor, para dar reconocimiento de honor.  En hebreo, cuando le preguntamos a alguien má shlomjá (a un hombre) o má shlomej (a una mujer), la traducción literal sería: ¿cómo está tu shalom? ¿Estás entero o te falta algo? Cada uno tiene la capacidad de valorar sus bendiciones y reconocer todo lo que tenemos para estar agradecidos con Dios.

Entre las palabras que podemos encontrar en la traducción de shalom están: «Salud, prosperidad, bienestar, paz, descanso, integridad, etc.». Nuestros lenguajes lineales no pueden transmitir la riqueza conceptual del hebreo bíblico. Simplemente podemos decir que shalom se refiere al bienestar integral, físico, espiritual, mental, emocional e incluso financiero de una persona.

Todos de una u otra forma estamos familiarizados con esta palabra y sabemos que es costumbre del pueblo judío saludarse y despedirse con esta expresión. Pero también vemos que nuestro Mesías Jesús la usó muchas veces, sobre todo después de su resurrección. Ejemplo de esto lo vemos en los siguientes versos:

1- (Lucas 24:36) Mientras aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos y les dijo: -¡Paz a vosotros! (Shalom aleijem)

2- (Juan 20:19) Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, llegó Jesús y puesto en medio, les dijo: ¡Paz a vosotros! (Shalom aleijem)

La mayor parte de las personas que han escuchado esta palabra, solo conocen su significado como Paz; el cual es uno de ellos. 

Pero el significado conceptual hebraico de lo que significa paz es muy diferente de lo que nosotros entendemos. Y eso lo podemos ver claramente cuando comprendemos como la palabra shalom ha sido traducida en las Escrituras. Ejemplos:

1- Génesis 29:6  “Entonces les dijo: ¿Conocéis a Labán, hijo de Nacor? Y ellos respondieron: Lo conocemos. Y él les dijo: ¿Se encuentra bien? (¿ha Shalom lo?)Y dijeron: Está bien (shalom); mira, su hija Raquel viene con las ovejas”.

2- Génesis 43:27: “Entonces José les preguntó cómo estaban, (le shalom) y dijo: ¿Vuestro padre, el anciano que dijisteis,está bien? (¿ha shalom?) ¿Vive todavía?”.

3- Job 21:9 “sus casas están libres (shalom) de temor, ningún azote de Dios viene sobre ellos”.

4- Salmo 73:3 “Porque tuve envidia de los arrogantes, viendo la prosperidad (shalom) de los impíos”.

5- Job 34:11 “Porque El pagará (yeshalem) al hombre según su obra, y le retribuirá conforme a su conducta”.

6- Salmo 62:12 “…y tuya es, oh Señor, la misericordia, pues tú pagas (teshalem) al hombre conforme a sus obras”.

7- Proverbio 13:13 “El que menosprecia la Palabra perecerá por ello; Pero el que teme el mandamiento será recompensado (yeshulam)”.

Entendemos que tener shalom es estar completo, es decir tener todo lo que necesitamos para esta vida. Pero sobretodo, valorar el shalom de Dios que hemos recibido de gratis, porque esa paz que en Dios podemos ahora disfrutar, fue pagada por otra persona, no por nosotros mismos. Fue nuestro amado Mesías quien pagó la deuda que teníamos con Dios, tal como dice el siguiente verso:

– Isaías 53:5 “Pero Él fue traspasado por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados. El precio de nuestra paz (shelomenu) cayó sobre Él, Y por su herida fuimos sanados”.

Recordemos que sus últimas palabras en la cruz según el evangelio de Juan fueron:

– Juan 19:30 “Luego que Jesús tomó el vinagre, dijo: Consumado está (nishelam). Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu”.

Y por ello es que después de su muerte y resurrección les decía una y otra vez a todos:

“shalom aleijem, la paz sea con ustedes;

todo está terminado, todo ha sido pagado.”

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¿Por qué llamarlo Emanuel, si su nombre era Yeshua (Jesús)?

Dios, en Su gran sabiduría, cuando colocó el nombre a cada persona en la biblia, este definía específicamente su función y el propósito para lo cual Él lo usaría. Y con Su hijo no fue diferente.

La Palabra de Dios nos dice en el libro de Mateo 1:21 ‘Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados’.

Veamos cual es el significado en el hebreo original de Yeshua, nombre de nuestro Mesías;  cuya trasliteración  terminó en el nombre conocido como Jesús.

La palabra “Y’shua”, se menciona por primera vez en el libro de (Génesis 49:18) donde dice: “Tu salvación (Y’shua) esperé, oh Señor.” Este nombre aparece más de 200 veces en las Escrituras en (Isaías 12:2, Salmos 106:4,Lucas 2:30) el significado detrás de Y’shua es Salvación. La raíz viene de la palabra  “yasha” que significa “salva”.

Por lo tanto Y’shua es salvación, El no tan solo nos da la salvación, Él es salvación. Esa es su misma naturaleza, establecida desde el principio y llevada a través de las vidas de cada uno que confía en Él y le sigue.

Pero si su nombre es tan importante y nos brinda en sí tan invaluable propósito en nuestras vidas, ¿Qué nos quiso decir Dios, con que lo llamarían Emanuel?

El Profeta Isaías, profetizó del Mesías: “He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel (Isaías) 7:14

Este nombre es mucho más que un nombre, es una frase; es una declaración, es una realidad. Porque tal como Dios necesitaba que fuera la vida de Su hijo el Mesías en la tierra, así se cumplió Su propósito literalmente.

Conozcamos cual es el  significado de este nombre:

La palabra hebrea, para con es: eem y la palabra en esa mismo idioma, para nosotros es: anu, si tratamos de unir ambas diría algo como: “Eem…anu” Y si además aprendemos que la palabra en el hebreo para Dios es: El y se lo agregamos. Entonces, ¿cómo diría la frase?

Con nosotros está Dios, Eem…anu…El ¡Emanuel!

 ¿De qué manera más explícita puedo decir que se cumplió su propósito cabalmente? Veamos estas expresiones:

1- Eem anu El en la tribulación, es igual a: Dios está con nosotros en la tribulación.

2- Eem anu El en la tormenta, es lo mismo que: Dios está con nosotros en la tormenta

3- Eem anu El en la angustia, es similar a: Dios está con nosotros en la angustia.  

Pero lo más maravilloso de todo es, que cuando Yeshua-Jesús ascendió al cielo, y se sentó a la derecha del Padre, desde donde vive y reina; podemos decir que: Eem anu El, está con nosotros para siempre.

Y algo aun más importante y  extraordinario es poder entender que: “Emanuel, vino al mundo para que pudiéramos decir: Que en todo tiempo, momento y circunstancias de nuestra vida…Eem anu El, Dios está con nosotros por siempre y nunca nos dejará, ni nos abandonará. 

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En que realmente se trasformó la vara de Aarón, ante el faraón?

Dice la Palabra de Dios en Éxodo 7:10-12

Entonces Moisés y Aarón fueron a ver al faraón e hicieron lo que el Señor les había ordenado. Aarón tiró su vara al suelo delante del faraón y de sus funcionarios, ¡y la vara se convirtió en una serpiente! Entonces el faraón llamó a sus sabios y a sus hechiceros, y los magos egipcios hicieron lo mismo con sus artes mágicas: tiraron sus varas al suelo, ¡y las varas también se convirtieron en serpientes! Pero la vara de Aarón se tragó las varas de ellos.

Cuando leemos esos versos en la Escritura, podemos notar que Aarón en obediencia a la orden que Dios le había dado, en Exodo 7:8-9 ejecuta lo que El Padre le indicó.

No obstante, el faraón llamó a sus hechiceros y estos hicieron lo mismo, que hizo Aarón; aparentemente.

Pero qué diferencia hay entre las serpientes de los magos egipcios y la serpiente en que se convirtió la vara de Aarón al tirarla al suelo?

En Génesis 1:21 La Palabra nos dice: Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo ser viviente que se mueve, de los cuales están llenas las aguas según su género, y toda ave según su género.

La palabra en el original hebreo usada para monstruos marinos es: Tannin (Strong# 8577)

Y esa misma palabra es usada en Exodo 7:10 cuando nos habla de la vara de Aarón que se trasformó en serpiente (Tannin: Monstruo de la tierra, serpiente marina, dragón)… y en el verso doce (12) nos dice que este “monstruo” se tragó las serpientes que salieron de las varas de los hechiceros egipcios cuando ellos lograron transformarlas con sus artes mágicas.

Esto nos muestra cuan grandioso es el poder de Dios, y si Él nos envía y somos desafiados por el poder de las tinieblas, Dios mostrará Su poder sobrenatural para destruirlos y dejarnos saber que contamos con Su absoluto e incondicional respaldo.